Thursday, December 22, 2011
Y la palabra se hizo carne...
Y la palabra se hizo carne
la carne palabra y viceversa,
el verbo alado que corrió junto a la sombra
la de tus manos, la de tu pelo,
la de tu pecho apenas verbo erotizado
en el suicidio de tus pezones erectos
la quietud de tu vientre esperando el contacto,
el olor de tus poros evaporando sudores
los de tu cuerpo y aún el del último amante
que se fugó entre tus fantasías con mi nombre
cuando tu piel tembló sin contratiempo
y un orgasmo nació en el punto final de mi poema
al que hacías aguas entre tus piernas caníbales
cuando la voz se entrecortaba deletreando
el sabor de mi miembro con tus dedos entre tus labios
en el momento en que la luz se volvía sepia
y el color no tenía nombre, ni forma, ni norma
cuando tu rostro huía del lente, de la mente, del detente
un rastro salado guardaba los cristales de mi venida
abrazado a tu silueta casi imperfecta y discreta
al ángulo de mi boca con tu teta entre mi lengua
verbalizando algún místico conjuro de algún mago,
atravesando la caricia que se quedó perdida en tu pelo
deseando el néctar de tu vagina chorreando por mi boca
y la palabra que no deja de hacerse carne
y mis manos que no cesan de dibujarte entre las sombras
al acariciar tu foto casi obsceno y resuelto
al gritar a Venus tu nombre ahogado al primitivo deseo.
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