Dame el fruto de tu carne
y tendré entre mis manos la vida eterna;
muéstrame el espacio entre tus pechos
y deja que beba el sudor de tus gemidos
que navegue vientre abajo a la derriba
hasta la cueva cóncava que encubre el grito
y deja que tus aguas primaverales sumerjan calladas
la flota insaciable de mis dedos intranquilos;
dame el toque de tu rostro
y volaré por el aire desconocido de tu mirada
muéstrame el sabor de tu rostro silvestre
y deja que cabalgue tu enigma entrecortado
explorar la sensación de tus gestos plasmados
resucitar en tu boca fina una sonrisa gruesa
y deja que los sentidos tomen el sabor de tus gestos
la temperatura casi exacta de tu aliento y mirada
déjame el riego de recorrer cada imperfección de tu cara
y crear una metáfora que detallen tus gestos escurridizos;
dame el viaje por tus curvas
y tendré la esperanza de caer en alguno de tus riscos húmedos
muéstrame la ruta imprecisa cuesta arriba por tu espalda,
cuesta abajo por tus coloridas caderas encrespadas
y deja que me tatúe en ti con un verso a voces
hasta que las palabras se vengan en profundos silencios
en la caída de las sombras sobre las sombras
y todo termine roce mojado y frío de los cuerpos.
Thursday, November 1, 2007
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